28.10.09

Mimosa

A Deyanira le cargan las propagandas de toallas higiénicas. Las encuentra humillantes para la mujer y además, encuentra que cada vez les inventan nuevos atributos a las toallas para puro cobrar más caro. Por eso, ella es fiel a Mimosa, una toalla higiénica que ha evolucionado sin hacer aspavientos y que por sólo 500 pesitos y sin salir en la tele, la deja tranquila y satisfecha.

24.10.09

Tacos en la feria de Cumming

Rosa es la mejor amiga de Deyanira. Llegaron el mismo día a Santiago. Sólo que Deyanira venía del sur, de Ignao, y Rosa, del norte, más allá de la frontera, desde Tacna, Perú. Se conocieron en la terminal haciendo cola para el baño y no se separaron más. Incluso vivieron juntas un tiempo, en una pensión en el barrio Brasil, donde se hicieron asiduas a la feria que se pone los miércoles y sábado en la calle Cumming. Hasta ahí acude Deyanira cada vez que quiere comprarse unos buenos tacos. La técnica es regatear por el mal estado de los zapatos y concretada la compra, llevárselos al Fito Pae, el novio de Rosa que tiene una suelería en calle Victoria, entre San Diego y Arturo Prat (más cerca de Prat, vereda norte). Por luca, el Fito deja el calzado como nuevo, listo para la pista de baile.

14.10.09

Si se le acaba el gas, ladee la bombona

Un frío día de lluvia, en Ignao, Deyanira tomaba su ducha matinal cuando el agua se le empezó a enfriar gradualmente hasta quedar quitada de hielo. Enfurecida, gritó a todo pulmón: ¡No me saquen aguaaa!

Esperó un rato. La cosa no mejoró así que, tiritando, fue hasta la cocina, donde constató lo que temía: se le había acabado el gas. Intentó varias veces prender el calefont, pero nada. Se puso a llorar mientras le goteaba todo el cuerpo. De pura rabia le mandó una patada a la bombona de gas, que tambaleó y se cayó quedando en posición horizontal.

Al mismo tiempo, como por arte de magia, la llamita azul volvió a aparecer. Deyanira partió corriendo a sacarse el resto de champú que le quedaba en el pelo bajo la ducha calentita. Así fue como Deyanira aprendió que las bombonas de gas siempre pueden dar un poquito más, basta con ladearlas o acostarlas de guatita. Eso sí, no se debe abusar y hay que hacerlo sólo en caso de emergencia porque dicen que puede ser peligroso.